Friday, October 21, 2005

Detrás del espejo

Como todas las noches, a las 7:00 pm, empezaba a alistarme. Me ponía mi traje, mi peluca y empezaba a untarme la base blanca de maquillaje, para luego empezar a dibujarme figuras de colores en la cara... Jugaría con los niños, cantaría las canciones de costumbre, bailaría... y ... los haría reír. Pero... no esa noche. Ni yo misma me lo creía. Todo era una ilusión: como mi imagen ante el espejo.

El dolor no me permitiría continuar. Creí que mi amiga y jefa (nunca la vi así) me comprendería. Ella sabía muy bien lo que me ocurría. Me había visto llorar noche tras noche. Conocía toda la historia. Incluso sus detalles. Y ambas versiones... Pero me dijo: tienes que seguir.

Intenté calmarme, pero todo aquello era una falacia. El también estaba ahí (eso sentía), pero era mejor actor que yo... al menos en la cotidianeidad. Aún no me explico qué me gustó de él. Pero me atrajo desde el primer momento: como los enchufes a los niños pequeños...

Las lágrimas empezaron a resquebrajarme el maquillaje: era inevitable. No podía más. No di función esa noche. Afortunadamente, el asistente de gerencia creyó que mi mamá estaba enferma, y claro, allá todo queda lejos... Me permitió ahogarme en mi habitación, y me dejo ir.

Y allá fueron mis pasos, a esa habitación compartida con quien me había provocado tantas lágrimas... ¿como sonrisas?

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