Thursday, November 24, 2005

Arriba, en el puente

El sinsentido de la vida se puede cobrar en cuestión de segundos. No todos tenemos la determinación para debernos tanto a nosotros mismos.


Veía como los autos corrían a toda velocidad por la autopista... no funcionaría. Lo intentó una y otra vez. Sólo se llevó maldiciones. Así es que caminó en dirección al puente. Sería más sencillo, quizás. Al menos más certero.

Caminó por la orilla, sintiendo el aire de frente. El agua de la fuente salpicaba su rostro. Miró por un buen tiempo como el agua formaba olas hasta toparse con la orilla. No quiso pensar en nada ni en nadie. No era el momento. Esta vez quizás no sería tan doloroso como atarse la cuerda al cuello. Era lo suficientemente alto, mucho más que el árbol del patio de la oficina. Esa vez si dolió, desde la última vértebra hasta la dignidad. Había tenido que arrastrarse, boca arriba, sobre el suelo frío del pasillo, para aliviarse un poco. Era un dolor intenso, en aumento. Temía que la encontraran así, con su miedo descubierto, y sin haber conseguido nada.

Pero esta vez no había nadie... "¿estarán observándome?". Tampoco podía detenerse a pensar en eso. Lo único que le preocupaba era que el golpe fuera eficiente. Imaginó como la fuente se teñía de rojo, y como el agua de la fuente refrescaría su cara sin rostro... Ya todas las preguntas estaban hechas, así es que subió su pierna derecha, apoyándose con sus brazos...

- Señorita, ¿nos puede acompañar?

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1 Comments:

Blogger Diego said...

Tirarse, dejar todo arriba?
A veces es mejor tirarse sin pensarlo tanto. Al pensarlo se pone en juego el futuro.
Que mayor atadura que el futuro mismo?
Soltar todo y largarse como dice Silvio, a veces es mejor. No siempre... tal vez hasta que alguien (especial ojala) nos depierte d ese sueño.

6:12 PM  

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