Monday, November 28, 2005

Yo, fantasma

16 años y se hizo incontrolable, peligrosamente, por 4 meses. Me hice daño, me hicieron daño, me hirieron y desconocí la vanidad y el orgullo, mi ser...

Tampoco la gente alrededor ayudó mucho, preferí el aislamiento y así me transformé en fantasma. El problema es que un fantasma nuevo siempre llama la atención. Todo el mundo siempre quiere saber el pasado de un fantasma nuevo, de un fantasma raro... (nadie allí tenía estelas plateadas ni ojos brillantes) Todos eran opacos y de estelas celestes...

Pero la fantasma de estela plateada tenía que levantarse todos los días, hacer las tareas, cumplir con trabajos en grupo y soportar a los que querían acortar la estela.

La rutina me fue apagando y un breve pensamiento impensable se introdujo por mi boca, sacudió mi cerebro y torturó el alma que yacía en la transparencia... y, sin embargo, el pensamiento no me pareció suficiente (¿para qué? ¿a dónde quería llegar?) Duele reconocer que no lo sabía y... no me importaba. Sólo quería que todo acabara.

Yo ya no controlaba nada y los vértices de mi estela, lejos de adquirir un tono celeste, que era lo lógico, se estaban quemando, igual que yo por dentro...

Pero la historia fantasma tenía que tener un punto de giro: los de carne y hueso empezaron a preguntar por mí, me empezaron a buscar pero no me veían,a pesar de que casi chocan conmigo un par de veces...

Con un poco de atención me vieron con los últimos destellos de mi estela... estaba en el suelo, acostada, retorciéndome de dolor.

Ahí comenzó la desintoxicación... aunque aún no estoy segura de que uno pueda desprenderse por completo de la transparencia.

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Saturday, November 26, 2005

Hombre de hielo


Es este frío. Este frio que me aglutina la mente despavorida, sobre un papel hecho a base de ilusiones ópticas y de mentiras disfrazadas, comentarios al aire, indirectas y seduccion vanal.

Es este frío. Este mísero frío que me desata los más perversos pensamientos del otro lado mi almohada, y que me hace meditar acerca de una libertad ingénua que no deseo en realidad.

Tal vez sea este frío. Este angustiante frío que me impulsa a pasar mis uñas sobre ese color moreno que no me llena las entrañas, y que simplemente me hace pensar en complejos absurdos de mi mente incontrolable.

Este frío, maldito frío que me encarcela con imágenes de penúmbra, inauditas, incomprensibles, incapaces de realizar.

Es por eso que me abrigo la carne con mi mente conciente, para no perder mi calor real, discreto. Para no engañarme de nuevo y para no volver a ser ese hombre de hielo el cual aborresco cual frío, cual mentira.

Thursday, November 24, 2005

Arriba, en el puente

El sinsentido de la vida se puede cobrar en cuestión de segundos. No todos tenemos la determinación para debernos tanto a nosotros mismos.


Veía como los autos corrían a toda velocidad por la autopista... no funcionaría. Lo intentó una y otra vez. Sólo se llevó maldiciones. Así es que caminó en dirección al puente. Sería más sencillo, quizás. Al menos más certero.

Caminó por la orilla, sintiendo el aire de frente. El agua de la fuente salpicaba su rostro. Miró por un buen tiempo como el agua formaba olas hasta toparse con la orilla. No quiso pensar en nada ni en nadie. No era el momento. Esta vez quizás no sería tan doloroso como atarse la cuerda al cuello. Era lo suficientemente alto, mucho más que el árbol del patio de la oficina. Esa vez si dolió, desde la última vértebra hasta la dignidad. Había tenido que arrastrarse, boca arriba, sobre el suelo frío del pasillo, para aliviarse un poco. Era un dolor intenso, en aumento. Temía que la encontraran así, con su miedo descubierto, y sin haber conseguido nada.

Pero esta vez no había nadie... "¿estarán observándome?". Tampoco podía detenerse a pensar en eso. Lo único que le preocupaba era que el golpe fuera eficiente. Imaginó como la fuente se teñía de rojo, y como el agua de la fuente refrescaría su cara sin rostro... Ya todas las preguntas estaban hechas, así es que subió su pierna derecha, apoyándose con sus brazos...

- Señorita, ¿nos puede acompañar?

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Tuesday, November 22, 2005

De noche

Once, doce ¡yo qué se! Igual ya no hay luz, sólo la del cuarto de al lado que se mete un poquito por la hendija de mi puerta.
Afuera… ni idea, está frío, no llueve. Adentro oscuro, callado.
De pronto la primer gota… ¡es un aviso! Cae la segunda, algo pasa.
Al cabo de un rato es un baldazo con gotas de palabra veraz.
¿Qué hora es? ¿Qué día es hoy? ¿Cuándo fue que me perdí?


Me quedé en el rincón de la cama, en el borde, boca arriba, otro rato con la pierna colgando… ya ni me quiero acordar.

La noche me dejó empapado, con frío, solo y con una gota siguiéndome al rincón, al borde… el corazón inquieto y el sueño en fuga.

Tuesday, November 08, 2005

lágrimas

A veces saben a metal. Pero hoy saben amargas. No puedo controlar su trayecto y se han metido en mis heridas como ácido. Deshacen la carne, las esperanzas, la posibilidad de ver las cosas diferentes...

Mis ojos no soportan la luz del sol y a la luna no la quiero volver a ver, ella me engañó, me puso un velo q yace rasgado en el suelo, cubierto de sangre. ¿Cómo iba a saber que el velo estaba pegado al corazón? ¡¡¡lo envolvió!!! Se lo tragó y lo ahogó... YA NO SIRVE.

Yo creí que si lo arrancaba era suficiente para no sentir... ignoraba el poder de las lágrimas y su ácido... es que nunca me habían llegado a ácido... hasta ahora.

Canales y canales van dejando en mi cuerpo, y no se detienen, si alguien prometiera que las lagrimas me borran las huellas.. pagaría por sentir el ácido en todo mi cuerpo.


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